poemas a mamá

 Raquel González

1 Dulzura

Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.

Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo

Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido

Madrecita mía,
todito mi mundo
déjame decirte
los cariños sumos.




2 Madre  tu eres  la mejor

Madre, tú eres la dulzura,
tus manos son la ternura,
que nos brinda protección.
Es la sonrisa tu esencia,
que marca la diferencia
al entregarnos amor.

Nos entibia tu mirada
y la paciencia es tu aliada,
esforzada en tu labor.
¡Tantas noches de desvelo!
tanta lágrima y pañuelo
¡para darnos lo mejor!

Tantas horas dedicadas
con sonrisas dibujadas
para hamacar mi soñar.
Entre besos, entre abrazos
fuiste creando los lazos
porque tú eres ejemplar.




3 Poema para una futura mamá

El milagro de la vida
se está produciendo en tu cuerpo.
El milagro de tu cuerpo
gestando no deja de sorprenderte.
Cada instante de estos nueve meses son un milagro.
El momento en que conozcas ese milagro,
será, sin dudas, el momento de tu vida.
Ese momento que todos anhelamos.
Ese momento de la felicidad perfecta.
Tu cuerpo es ahora el hogar de tu bebé.
Ese cuerpo se preparó
desde tu propia gestación
para este momento.
Cada una de las células de tu cuerpo
sabe lo que debe hacer.
Tú sólo debes cuidarlas y escucharlas.
No temas pedir ayuda,
no temas decir no sé, no temas decir tengo miedo,
no temas decir no voy a poder,
porque desde tu seno
escucharás la voz de tu hijo
diciendo: los dos vamos a poder.
Y cuando sientas la tibieza
de su cuerpecito en tu pecho,
el milagro de la vida habrá concluido
para dar comienzo al
milagro de ser madre



4  Mamá, la mejor palabra

Puedo decir que mamá es la mejor palabra
porque no solo se la digo a la persona
que me dio la vida, sino aquella que dio
la vida por mí, que en noches de desvelo
siempre hubo luz para mí.
Es la mejor palabra que sale de mi voz
cuando no salió algo que yo esperaba
solo pido que nunca borren de mi memoria
esa palabra que nunca quiero olvidar.



5 Madre  a su hijo

Cierra los ojitos,
mi niño de nieve.
Si tú no los cierras,
el sueño no viene.

Arriba, en las nubes,
las estrellas duermen;
y abajo, en el mar,
ya sueñan los peces.

Mi niño travieso,
mi niño no duerme.
Pájaros dormidos,
el viento los mece.

Con sueño, tu sueño
sobre ti se extiende.
Ángel de su guarda,
dime lo que tiene.

Que venga la luna
que a la estrella mece:
que este niño tuyo
lucero parece.















Daniela Chacón

1.A mi madre

Yo tuve una dulce madre,
concediéramela el cielo,
más tierna que la ternura,
más ángel que mi ángel bueno.

En su regazo amoroso,
soñaba… ¡sueño quimérico!
dejar esta ingrata vida
al blando son de sus rezos.

Mas la dulce madre mía,
sintió el corazón enfermo,
que de ternura y dolores,
¡ay!, derritióse en su pecho.

Pronto las tristes campanas
dieron al viento sus ecos;
murióse la madre mía;
sentí rasgarse mi seno.

La virgen de las Mercedes,
estaba junto a mi lecho…
Tengo otra madre en lo alto…
¡por eso yo no me he muerto!



2.Madre, llévame a la cama

Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.

Ven hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.

No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.

Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.

¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquél?

No dice, hijo mío, reza
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.

¿Estás aquí, madre mía?
Porque no te logro ver…

Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.





3.El amor más grande

¡Madre tu amor es tan grande!
Tu tierno abrazo se expande
cobijando nuestro ser.
Acaricias las entrañas,
con consejos acompañas,
en un continuo crecer.

Tú eres bálsamo de vida
al que siempre estaré unida,
en mi largo transitar.
Fabricante de esperanza,
siempre brindas la confianza,
¡eres tan sabia al hablar!

El calor de tus palabras,
lo que impulsa a que se abra
libremente el corazón.
Se deslizan tus caricias,
con verdad y con justicia,
¡digna eres de admiración!

Dios bendiga tu trabajo
que realizas a destajo,
brindando seguridad.
Valores has enseñado,
tantos lazos has creado
¡son para la eternidad!

Para ti son los claveles,
con corona de laureles,
por brindarnos siempre amor.
Resplandeces elegante,
la mujer más importante
¡que creó nuestro Señor!


4.Las manos de mi madre

Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!

Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).

Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!


5.Madre de mi alma

Madre del alma, madre querida



son tus natales; quiero cantar
porque mi alma de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
que la vida me hubo de dar.

Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado me siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.

A Dios le pido constantemente
para mi madre vida inmortal;
porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.





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